Hablemos De Sexualidad Responsable…

Jonathan Javier Soriano Arevalo

Alumno del Instituto Nacional Maestro Alberto Masferrer

Yo opino que para hablar de sexualidad responsable es imprescindible referirse en primer término a una Educación Sexual adecuada y efectiva. Una buena definición de ella es decir que la educación sexual consiste en la enseñanza tendiente a desarrollar la comprensión de los aspectos físico, mental, emocional, social, económico y sicológico de las relaciones humanas en la medida en que afecten a las relaciones entre hombre y mujer.

En la actualidad, la poca y deficiente educación sexual que reciben en general los niños se basa sólo en la cuestión anatómica (diferencias entre el varón y la mujer) y se habla de las relaciones sexuales sólo desde el punto de vista de la posibilidad de enfermar,  entregándose extensos temas sobre protección y anticoncepción.

No sirve brindar a los chicos clases aisladas y esporádicas. Será necesario sostener la educación sexual como una parte más del aprendizaje para la vida. Como todo conocimiento, los conceptos se apoyan unos sobre otros, a lo largo de los encuentros.

Por lo general, tanto los padres como los docentes y directivos de instituciones escolares, tienen muchos y muy fuertes tabúes sobre el tema de la sexualidad. La mayoría de las veces surge una negativa a permitir que los hijos reciban educación sexual de parte de profesionales de la educación.

Desde la perspectiva biológica, es claro que la sexualidad cumple una misión de supervivencia de la especie humana pretendiendo una única misión: reproducirse a sí misma de manera que nuevos individuos sustituyan a aquellos que mueran.

La finalidad reproductiva de nuestra sexualidad determina de forma fundamental nuestra morfología. Nuestros órganos reproductivos así como muchos de los aspectos con los que vivimos, disfrutamos y sufrimos nuestra sexualidad están en íntima relación con ésta función reproductiva.

La sexualidad es un elemento clave para modelar muchos aspectos de la vida social. No sólo se trata del número de hijos «adecuado», también resulta importante el modo en el que se permiten las relaciones sexuales, la regulación de la natalidad, la permisividad o rechazo del aborto o el trato y el rango que se otorgan a la sexualidad de los seres que no tienen capacidad reproductiva (básicamente viejos y niños).

La sexualidad de las personas es organizada, educada y controlada de formas distintas en cada sociedad. No sólo se dictan normas y leyes de manera explícita, sino que también, soterradamente, los modelos sociales configuran los usos y consecuencias de nuestra sexualidad.

La sexualidad involucra aspectos biológicos, emocionales, sociales, culturales, valóricos, éticos y filosóficos. Si bien las personas nacen con una determinada carga genética que define su sexo biológico, el proceso a través del cual se llega a asumir la propia sexualidad como una dimensión personal y relacional, se ve fuertemente ligado a condiciones del medio ambiente y a las relaciones interpersonales, en especial, las relaciones afectivas que se establecen a través del tiempo.

De esta forma, la sexualidad es una dimensión constitutiva de las personas, que comienza y termina conjuntamente con la vida. En este proceso la familia juega un rol protagónico, constituyéndose los padres como los primeros y principales educadores sexuales de sus hijos e hijas.

La formación en sexualidad es un proceso de permanente aprendizaje para la vida, unido al crecimiento y desarrollo del ser humano. Es mucho más que entregar conocimientos de la biología y acerca de los elementos que intervienen en el proceso reproductivo de la especie. Consiste en un aprendizaje para vivir en sociedad, para el desarrollo socio-afectivo, social, cultural, valórico y espiritual de hombres y mujeres.

Como la sexualidad es un tema que a algunos avergüenza y sobre el cual los adultos no siempre tienen suficiente información, obramos en forma inadecuada, no hablamos sobre el sexo y la función que tiene en la vida de todo ser humano. Somos seres sexuales y todo lo que hacemos está teñido de este matiz, nacemos por reproducción sexual y nos criamos gracias a ella también.

Sin embargo, podemos cambiar las situaciones si aprendemos a hablar claro del tema. Esta claridad ayudaría a que los niños crezcan sabiendo que la sexualidad es un complemento del amor no un juego para pasar ratos de aburrimiento o para probar que se es grande o se domina al otro. Hablando claro, a tiempo y enfrentando el tema con la naturalidad que le corresponde, evitaremos que se enfrenten a la sexualidad cuando ya la parte genital es ejercida y cuando el torrente de hormonas es más fuerte que la razón.

Tomar la vocería del asunto, ejerciendo el papel de padres ayudaría a que los adolescentes no inicien su vida sexual – genital llevados por el placer que esto les produce, con la desinformación que sus otros iguales les trasmiten y pensando que no son fértiles porque la función reproductiva de la sexualidad no se ha explicado; con la fantasía de que no procrearán porque son niños pero recordemos que la función fisiológica es adecuada y claro que si pueden engendrar un nuevo ser.

¿Qué hacer para que sus hijos tengan una sexualidad adecuada?

  1. 1.      Hable abiertamente del tema desde edades tempranas, siempre pensando en la capacidad del niño de entender lo que se está diciendo.
  2. 2.      Hable en términos sencillos, claros y manejables para la edad en que se encuentra el niño.
  3. 3.      Recuerde que somos seres sexuales, «tenemos el chip» que nos permite entender este tema, incluso desde lo instintivo, por lo tanto, mejor aun desde la razón.
  4. 4.      No permita que otros niños informen a su hijo sobre sexualidad, tan pronto detecte que esto está pasando ofrézcale una explicación coherente y correcta.
  5. 5.      Permítase sentir cuál es la expectativa de la edad y, porque no, pregúntele a ellos sobre sus inquietudes al respecto.
  6. 6.      Hable sobre cada una de las funciones de la sexualidad
  7. 7.      No haga diferencias entre niños y niñas, todos tenemos los mismos derechos y deberes frente a la sexualidad.
  8. 8.      Recuerde su propio proceso aislando las razones sociales y culturales que lo rodeaban a usted, los tiempos cambian pero la sexualidad en el desarrollo humano no.
  9. 9.      No niegue que su hijo está creciendo y que un día será un adulto, esto por más doloroso que parezca es la mejor actitud frente al crecimiento de ellos, con ello los valoramos en su proceso y les damos un lugar en donde desarrollarse en confianza.

    De esta manera lograran que los niños tengan información amorosa, respetuosa, adecuada al ambiente que lo rodea y a la edad en que se encuentra. Y podrán enfrentarse a la sexualidad genital de manera responsable y adecuada.

 

Enfoque de la sexualidad y trascendencia a través del tiempo.

Himán Richani S. Médico gineco-obstetricia. Especialista en Educación Superior. República Bolivariana de Venezuela. Universidad de Carabobo. Facultad de Ciencias de la Salud. Doctorado en Ciencias Médicas.

Resume su punto de vista en que.

 La sexualidad humana ha representado una realidad dinámica en constante cambio a través de la historia, en el ámbito Biopsicosocial y Cultural del Hombre. El presente ensayo tiene como propósito enfocar la evolución de la sexualidad y sus repercusiones a través del tiempo. Tomando en consideración para su desarrollo aspectos sobre la concepción de la sexualidad, evolución histórica y la trascendencia e implicaciones de ella con la evolución del tiempo, lo cual contribuyó a fomentar aportes importantes en el campo social, cultural, en la tecno ciencia de la medicina desde las remotas épocas de los romanos y de los griegos., estableciendo patrones sexuales que hoy por hoy aún se practican.

La sexualidad mal orientada conlleva a conflictos conductuales: promiscuidad, pérdida de la identidad sexual, embarazos precoces, abortos, incremento de las infecciones de transmisión sexual, consecuencias preocupantes para el hombre en el ámbito sexual.

Introducción

La sexualidad humana ha sido objeto de cuestionamientos, prejuicios y tabúes representando la misma una realidad dinámica en constante cambio a través de la historia como complejo Biopsicosocial y Cultural. Se observa que para el hombre occidental, la sexualidad ha adquirido un nuevo enfoque o significado.

En la segunda mitad del Siglo XX, modificándose la concepción y comprensión de los problemas sexuales así como la concientización de las consecuencia que acarrea una actividad sexual desmesurada y sin control según cita el sexólogo Cosme Puerto.

Otro autor hace referencia a la sexualidad como un fenómeno complejo, el cual no solo puede reducirse a la esfera genital, ya que constituye una realidad cambiante que evoluciona con el hombre desde el nacimiento hasta su muerte, involucrándolo como persona. Desde una perspectiva no reduccionista; la misma se presenta como una forma especial de interrelación personal donde se conjugan factores biológicos, afectivos, sociales y culturales.

 La sexualidad vista desde ese enfoque se fundamentará en el placer, afecto, procreación, matrimonio, control de natalidad, según nuestras necesidades y según la cultura a la que pertenezcamos. Una conducta sexual o sexualidad errónea trae consigo consecuencias como el libertinaje mal llamado revolución sexual, con todas sus implicaciones: promiscuidad, prostitución, infecciones de transmisión sexual, abortos, pérdida de los valores éticos, morales, así como la pérdida de la identidad sexual: homosexualidad, lesbianismo, lo que conlleva a un mayor riesgo de morbimortalidad. Razón de este enfoque expuesto a través de la evolución histórica de la sexualidad y sus consecuencias, en el presente ensayo.

Concepción de la sexualidad

Nada más bello que el deseo. El deseo representa la libido, fuerza del “Eros”, la cual representa un eslabón entre nuestra realidad externa corpórea y la realidad del mundo de nuestra interioridad. Donde “Eros” es vida en contraposición a “Thànatos”, que es muerte. La cultura Griega interpretó por “Eros” simultáneamente la vida y el amor. Dicho componente inseparables han pasado disociados a nuestra cultura occidental, pues pervertimos el “Eros” al darle la connotación de Erotismo. Gracias a la publicidad y medios de comunicación con fines comerciales.

El mismo autor expresa: “así como la sexualidad ofrece el gozo y la alegría de una vida plena, puede llevarnos a la amargura, perversidad, a la anarquía y al fracaso. Una sexualidad mal orientada destruye el gozo de la existencia y da lugar a traumas psicológicos profundos”. Así mismo expone: “siempre estaremos a merced de los deseos y con ellos vamos escribiendo nuestra propia biografía”. Un encuentro sexual feliz, se transforma en vida fecunda, si es vivida con fidelidad en la intimidad conyugal.

Otro autor define la sexualidad del ser humano, como una de sus características que involucra el ámbito biológico, psicológico, espiritual y sociocultural. Esta sexualidad tiene una condición única entre todas las especies vivientes, representa una forma de comunicación amplia entre los seres humanos y es la forma de expresión de un sentimiento complejo integrativo; como lo es el amor. Así es que la sexualidad es una necesidad humana expresada a través de un cuerpo, elemento básico de la feminidad o de la masculinidad, de la autoimagen y de la autoconciencia del desarrollo personal.

La Organización Mundial de la Salud define la “Salud Sexual como la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales, culturales del ser sexual a través de medios que sean positivamente enriquecidos y que permitan potenciar la personalidad, comunicación, el amor y la realización feliz y gozosa de la persona”.

Pues bien, comprender el concepto de sexualidad humana, hoy por hoy constituye una exigencia polémica donde la discusión sin sentido incrementa la confusión existente en torno al tópico ya que no se puede considerar la sexualidad como una mera función genital reproductora, como se hacía en el pasado o como una genitalidad erótica observada hoy en día. En la concepción de la sexualidad entra en juego otros componentes psicológicos, afectivos, éticos, morales, sociales y culturales que conjugan con el ser biológico y que forma parte de la totalidad de esta dimensión humana.

La sexualidad a través de la Historia

La actividad sexual se ha observado de distintas maneras a lo largo de la historia y según las culturas protagónicas. El modo de vivir la sexualidad entre los griegos del siglo V y IV A.C era diferente al de los romanos de la misma época. Las éticas sexuales griegas y Romanas fueran distintas a las del Judaísmo, Cristianismo y a las del mundo islámico. Existieron códigos sexuales diferentes entre los pueblos indígenas del África, Asia y Oceanía.

En el mundo de tradición cristiana que recibió la influencia de la evangelización, se fomentó el respeto profundo hacia la sexualidad, pudor, virginidad, la fidelidad y el mantenimiento del hogar y de los hijos. El culto a la virginidad nació en oriente donde la misma era vista con una forma latente de muerte, donde surge la leyenda de Artemio diosa Virgen.

Enfoques sobre salud y sexualidad.

Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), aún cuando las mujeres continúan avanzado para conseguir la igualdad con los hombres, solamente una educación adecuada, la posibilidad de generar recursos económicos y la protección -en igualdad de condiciones- ante la ley, les permitirán acceder al control de su vida social, económica y personal.

 Para la mayoría de mujeres latinoamericanas ésta es una realidad muy lejana. Ellas son, precisamente, el grupo que se encuentra en condiciones de más alto riesgo ante las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y ante el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), causante del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).

 La salud sexual de las mujeres, independientemente de la salud reproductiva, no ha sido tratada con la importancia necesaria. Se requiere de una visión multidisciplinaria, donde las necesidades de las mujeres sean identificadas por ellas mismas, tomando en cuenta el conjunto de elementos que afectan su vida como personas y no únicamente como madres.

 Al enfocar su vida cotidiana no puede dejarse de lado la salud sexual, elemento de extrema importancia en la búsqueda de una vida plena, sin riesgos, especialmente en estos tiempos en que las ETS y el VIH/ SIDA constituyen una amenaza creciente.

Limitaciones estratégicas.

 Usualmente, los esfuerzos realizados en la prevención del VHI/SIDA y las ETS, han estado canalizados a través de la educación sanitaria tradicional, a menudo utilizando estrategias inadecuadas para informar y educar a la población, especialmente en lo que respecta a la sexualidad. Estas estrategias, en muchos casos, en vez de contribuir a la obtención de la salud sexual, han sido fuente de grandes limitantes. El empleo de metodologías tradicionales para tratar de alcanzar a la población «blanco», con técnicas inapropiadas, con contenidos cargados de prejuicios, obviamente no ha tenido como resultado los cambios esperados en las actitudes y las conductas.

 La Organización Mundial de la Salud (OMS) define, desde 1948, la salud como:»el estado de completo bienestar físico, mental y social, no simplemente la ausencia de afecciones o enfermedades». Definición reiterada en la Declaración de Alma-Ata en la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud, URSS, 1978, donde se la incluyó como un derecho humano fundamental.

 Dentro de esta definición, hay que considerar el desarrollo de un enfoque de la salud de las mujeres, basado en sus necesidades particulares, incluyendo como un componente importante la salud sexual, que va más allá de la salud reproductiva. La salud sexual, independiente del estado de maternidad, está presente durante todas las fases de su vida y no sólo durante la edad fértil, lo que hace necesario, para esta finalidad, separar la procreación del placer sexual.

 La OMS afirma que «el goce del estado más alto de salud es un derecho fundamental de todos los seres humanos sin distinción de raza, religión, creencias políticas, condición social o económica. Esto significa que todo ser humano tiene el derecho a vivir en un ambiente con riesgos mínimos a la salud». Pero, aún cuando el avance alcanzado en lo que respecta a los derechos de las mujeres es considerable, «a muchas mujeres se les ha negado ese derecho fundamental».

Para alcanzar un estado de salud ideal se han identificado algunas condiciones y requisitos fundamentales como son la paz, la educación, la vivienda, la conservación de los recursos naturales en un sistema político- económico-social justo y equitativo. Sin dejar de considerar que los recursos existentes para alcanzar este estado de salud óptimo no están distribuidos equitativamente ni las oportunidades son iguales para todos dentro de una sociedad, también hay que reconocer la existencia de percepciones diversas del significado de salud según las distintas culturas y clases sociales, las variaciones de individuo a individuo, y las diferencias de género.

* Adriana F. Gómez: Asesora de ONUSIDA.

La salud sexual

 Cuando se trata de la salud de la mujer habitualmente se ha rezagado a un nivel secundario el cuidado y promoción de su salud sexual. La salud sexual ha sido un tema que se ha venido discutiendo desde hace algún tiempo, pero aún no existe un consenso claro frente a su definición conceptual.

 Una propuesta para definirla dice:» Salud Sexual es multidimensional. Abarca diferentes necesidades y expresiones en las distintas etapas del ciclo de vida. Implica un nivel personal de gozo y bienestar y la habilidad para lidiar con ansiedades sobre los aspectos físicos y emocionales de la sexualidad. Promueve los derechos de los seres humanos a las condiciones sociales, económicas, legales, políticas, educacionales y culturales óptimas en las cuales puedan expresar su sexualidad».

 La OMS define salud sexual como «la integración de los aspectos físicos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexual, de maneras que son positivamente enriquecedoras, y que realzan la personalidad, la comunicación y el amor… cada persona tiene el derecho de recibir información sobre asuntos sexuales y de considerar la aceptación de relaciones sexuales tanto por placer como para la procreación».

 Pero los programas de salud han sido dirigidos principalmente a los problemas de morbilidad materna e infantil para evitar la muerte, no necesariamente para elevar su calidad de vida ni para que alcancen una vida plena. La sociedad les ha limitado en el ejercicio de su derecho a una salud sexual que dé posibilidad de disfrutar y controlar libremente su actividad sexual; esto es, sin miedos, culpas, remordimientos, ni repercusiones sociales, políticas o económicas.

 Es imprescindible recalcar que la salud en general, así como la salud sexual, está directamente relacionada con el nivel socio-económico de las personas. En el caso de las mujeres tiene un impacto directo su «status» social y económico. Y si se acepta que mientras más bajo es el nivel de desarrollo económico de un grupo social, menor es el acceso a la información sobre sexualidad; las mujeres, al ser las más pobres entre los pobres, no están en condiciones de decidir libremente en aspectos que afectan directa o indirectamente a su salud y bienestar.

 Ellas necesitan poseer información confiable sobre salud para actuar en dirección de mantenerla y mejorarla y así romper el círculo de la desinformación y dependencia. Para que esto suceda deben participar en la definición de la clase de educación e información que ellas necesiten.

 Para poder obtener un estado de salud sexual aceptable es necesario comenzar por comprender el concepto de sexualidad. Sexualidad es el comportamiento humano donde se integran los aspectos somáticos, sicológicos, sociales y culturales de la conducta sexual, es la expresión del amor, del placer físico y del goce emocional. Es la expresión que enriquece la vida de las personas en el plano individual, familiar y social.

 La sexualidad es un elemento esencial en el desarrollo de las personas y su armonía es fundamental para todos los seres humanos; constituye y afecta la identidad, la valoración de sí mismo y la de los demás, la capacidad de dar y recibir amor, la posibilidad de amar y ser amado.

Los derechos sexuales

 «El derecho al disfrute de la sexualidad en la multiplicidad de sus potencialidades es un derecho humano inalienable, como el derecho a la vida, la libertad, la educación y el trabajo, entre otros.» Este derecho, a pesar de ser reconocido en el plano teórico, en la práctica todavía no se ejerce libremente ya que la sexualidad ha sido definida por elhombre e impuesta a la mujer. En el sistema patriarcal existente el desarrollo de la sexualidad de la mujer ha sido limitado a la procreación.

 Cuando las mujeres puedan conseguir libremente información fidedigna para la prevención y tratamiento de las enfermedades transmitidas sexualmente; cuando puedan controlar cuándo y con quién va a tener relaciones sexuales y si éstas van a ser sin miedo a contraer una ETS o un embarazo no deseado; cuando puedan elegir cómo y cuándo regular su fertilidad sin efectos secundarios, desagradables o peligrosos, y cuando puedan tener un embarazo y parto sin peligro, sólo entonces, podrá decirse que las mujeres tienen un control real de su salud reproductiva y sexual.

 La defensa de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, desde esta perspectiva, requieren de la participación de los distintos sectores de la población en la búsqueda de alternativas orientadas, más que a la prevención de la enfermedad, a estimular cambios de conducta y estilos de vida, que permitan promover y conservar la salud de las mujeres y de la colectividad en general.

La educación sexual y las mujeres

 Tradicionalmente, la educación sexual ha sido utilizada como un medio para entregar información y promover la anticoncepción, haciendo énfasis en lo biológico y fisiológico, con menor consideración por lo psicológico y al ambiente socio-cultural.

 Ha sido un tema controversial y ha tomado diferentes características según las culturas, clases sociales, etnias, religiones, estilos de vida, etc. Las experiencias e investigaciones sobre educación sexual realizadas en los últimos años, indican que la entrega aislada de información sobe la parte biológica de la sexualidad no ha formado personas sexualmente responsables, ni ha cambiado conductas en los adultos y en los adolescentes. La sexualidad no ha sido el centro de las actividades ejecutadas en el área de la educación sexual.

 La educación sexual, en lo que concierne a esta propuesta, debe ser un requisito de todos los individuos, pero en especial de las mujeres, en un proceso que se inicie a temprana edad y tenga por objetivo la responsabilidad sexual, es decir, el respeto hacia sí misma y hacia los otros. Este proceso educativo tiene que ser una responsabilidad de la sociedad en general, y en particular de la familia, del sistema formal de la educación, pero en el contexto de una educación para la salud integral de las personas.

 Es necesario hacer una diferenciación entre la socialización del sexo y la educación sexual. Socialización del sexo significa transmisión de valores, creencias, costumbres y prejuicios de la sociedad tradicional, vehiculadas por diferentes medios, formales o no formales, mientras que la educación sexual es un proceso basado en la información existente y laexperiencia. La educación sexual abarca no sólo lo coital, lo moral, lo tradicionalmente aceptable, sino que además permite el diálogo, reconoce la diversidad de estilos de vida, promueve el respeto a sí mismos y a los demás como preparación para el desarrollo de una vida sexual madura.

 Proponemos procesos educativos esencialmente liberadores de todas las potencialidades de la personalidad del individuo, entendiendo educación como un proceso de enseñanza-aprendizaje básicamente problematizado, crítico y liberador de la situación socio-económica- cultural-política que influye en la vida total del individuo. Estos procesos educativos, con una metodología participativa, están centrados en una filosofía basada en el ejercicio del poder, donde las personas, a través del diálogo, comparten conocimientos, intereses y experiencias.

 A través de este proceso educativo transformador y de la toma de poder, o «empoderamiento», por parte de las mujeres, podrán ellas construir, individual y colectivamente, el conocimiento que les posibilite tener control sobre su sexualidad y su cuerpo. Una vez que las mujeres comiencen el diálogo en torno a la sexualidad, ellas mismas abrirán las puertas a temas que constituirán el proceso educativo de la educación sexual de otras mujeres y de futuras generaciones.

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